Castillo de Bejís





De origen romano, el castillo de Bejís se situaba en la línea de fortificaciones que había en la ruta de LLíria a Aragón. Su situación estratégica lo hizo muy apreciado por los musulmanes y cristianos.
Tras su pérdida en 1228, a manos de don Pedro Fernández de Azagra, vasallo del rey Jaume I, fue la primera plaza del reino moro de Valencia que pasó a manos de los aragonenes. En 1245 el rey lo donó a la Orden de Calatrava, que instituyó una Encomienda, y en 1523 pasa a engrosar el patrimonio real de los Reyes Católicos.
Se accedía al castillo por un empinado camino que partía desde las últimas casas del pueblo. Las salas interiores, a las que se puede acceder a pesar de su estado, presentan bóveda de medio cañón, y se hace evidente que existieron otras salas, que ahora quedan ocultas por los escombros.
Se aprecian lienzos de la muralla y espacios interiores desde los que se divisa la ciudad y aljibes. En el centro del recinto se levantaría la torre del homenaje, utilizada como fortaleza interior y como residencia del alcaide, además de una capilla, todavía visible en 1734.
Su estado ruinoso actual se debe al progresivo abandono en que la propia Orden de Calatrava tuvo a esta fortaleza.
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