Cartuja de Vall de Crist
Fundada por el Infante don Martín el Humano en 1385, contó con ilustres personajes de la orden como Bonifacio Ferrer y Luis Mercader.
Partida de la Cartuja, s/n
12410 - Altura☎ 964.146.384
Ubicado a los pies de la sierra Calderona, y perteneciente al municipio de Altura, el conjunto religioso de la cartuja de Vall de Crist es fundado personalmente por el Infante don Martín el Humano en 1385. Su interés por el proyecto es tal que encarga dependencias para sus estancias en el monasterio.
La primera fase de construcción se inicia con el claustro primitivo y la iglesia de San Martín, ésta última consagrada en 1401. A los pocos años de su coronación, Martín el Humano manda edificar un nuevo claustro y una iglesia de mayores proporciones, la Iglesia Mayor, dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles.
Con el apoyo real, Vall de Crist acaba transformándose en un importante centro cultural, religioso y político, con presencia de ilustres personajes de la orden como Bonifacio Ferrer (hermano de San Vicente Ferrer) y Luis Mercader.
A principios del siglo XIX, con la Desamortización de Mendizábal, se suceden las crisis que acaban con la definitiva expulsión de los monjes, ordenada en 1835, y la subasta de los bienes, en 1844.
A lo largo de su historia, la cartuja poseyó una buena cantidad de obras de arte religioso, algunas de las cuales se conservan en la catedral de Segorbe y en el museo de Bellas Artes de Castellón.
La entrada al recinto se efectúa a través de una portada en arco de medio punto, de piedra labrada y grandes dovelas, que sirve de acceso a una gran explanada en la que topamos con la fachada de la Iglesia Mayor. Alrededor de este espacio se encuentran los restos de antiguas dependencias del monasterio (sala capitular, biblioteca), del claustro de San Jerónimo y de la iglesia de San Martín. Detrás de esta zona se hallan las ruinas del gran claustro, en el cual recaían las celdas de los monjes.
LA VISIÓN DE TIERRA SANTA
El lugar elegido para la ubicación del monasterio fue decidido por el infante después de que un peregrino de Tierra Santa que lo acompañaba le indicase que ese lugar era el más parecido al Valle de Josafat en Jerusalén. Al monasterio se le dio el nombre de Vall de Crist porque, además, a D. Martín se le había confirmado el nombre en una visión que había tenido mientras dormía.
UN CODICIADO RELICARIO
La fundación real de la cartuja hizo que esta tuviera grandes donaciones y reliquias, entre las que el historiador del siglo XVI, Martí de Viciana, señalaba: “Nueve cabezas enteras de santas de las oncemil vírgenes y, en cada una de ellas, un título del nombre; muchos huesos de Santa Sofía, un diente de San Lorenzo; una cañilla del brazo de santa Marina; un hueso del cuello de San Jorge; dos cabezas de los santos Protho y Jacinto; una espina de la corona de Jesucristo…”. A una larga lista de objetos y reliquias había que añadir, además, la corona de Martín el Humano.