Los derechos laborales de las nodrizas

Trótula en una pintura medieval
Trótula en una pintura medieval
Trótula en una pintura medievalCristina de Pizán, miniatura medievalMiniatura de las Cantigas de Santa María

El trabajo de las nodrizas estuvo muy regulado durante la Edad Media. Los tribunales aplicaban severas penas a los señores que incumplían los acuerdos

La figura de la nodriza, dedicada a amamantar los hijos de otras, estuvo muy regulada en la sociedad medieval. Las mujeres que ejercían como tales eran de extracción social muy humilde, y solían vivir en lugares vecinos a la ciudad. Una vez aceptados sus servicios se firmaba un contrato con el señor de la casa.

Este pacto laboral establecía la duración del trabajo y su compensación económica. La fuerza del trato era tal que los tribunales aplicaban severas penas a quienes no lo cumplieran. Si la nodriza rompía el acuerdo sin el consentimiento de la familia, perdía su dinero, era azotada y expuesta al escarnio público.

Si, por el contrario, era la familia la que la despedía sin causa justificada, ésta se veía obligada a pagarle el dinero correspondiente a la duración total del contrato.

Los servicios de las nodrizas abundaban en las clases elevadas, ya que las mujeres de estos grupos sociales nunca amamantaban a sus hijos. En cambio, en las clases más humildes sólo se recurría a las nodrizas cuando la madre había muerto. En estos casos, los niños eran llevados a los hospitales, donde eran encomendados a una nodriza a sueldo, que amamantaría a la criatura en su domicilio hasta el destete.

Los Furs establecían que los moros no podían tener nodrizas cristianas, y se ha documentado la existencia de éstas, tanto judías como musulmanas. Los salarios que percibían por este tipo de trabajo eran más elevados que los del servicio doméstico.

Esta web utiliza cookies, puede ver nuestra política de cookies, aquí. Si continúa navegando consideramos que acepta su uso.
Política de cookies