La Vall d'Uixó - Ruta de Onda -

Acueducto de San José

Aunque hay importantes restos de asentamientos humanos en diversas épocas, el origen de la actual Vall d’Uixó nace tras la conquista del territorio por Jaume I en 1238 como unión de diversas alquerías musulmanas que poblaban la zona: Alcudia, Benigafull, Zeneja, Benizahat, Zeneta y Benigasló, fruto de la instalación en el valle de Belcaire de diversas tribus árabes procedentes del norte de África.

La nueva urbe recibe carta de población en 1250 y depende de la jurisdicción real hasta 1436, fecha en la que el rey Alfonso el Magnánimo la dona a su hermano Enrique.

La expulsión de los moriscos en 1609, como en tantas otras poblaciones de la zona, supuso un duro golpe que fue paliado en 1613 con una nueva carta puebla, que atrajo a cristianos procedentes del Maestrazgo.

Qué ver en La Vall d'Uixó

La crónica de Jaume I

"Llegonos al día siguiente un mensaje de Uxó, Nules y Castro, diciéndonos que si queríamos hacer bien a los de tales poblaciones, nos entregarían sus castillos, pues la toma de Almenara les hacia conocer que era voluntad de Dios el que Nos tuviésemos aquella tierra".
(Crónica, cap. 249)

"Al día siguiente mandamos prevenir cinco carneros y veinte gallinas con suficiente pan y vino, y con estas provisiones nos fuimos a la torre de Mancofa a esperar a los de Uxó, según se lo habíamos prometido; mas aunque comparecieron a poco de estar Nos allí, no quisimos de pronto tratar con ellos, sino que les habíamos ya reservado vivos dos carneros y cinco gallinas para que comiesen con Nos, porque creímos que después de haber comido y bebido estarían de más buen humor para ajustar el convenio".
(Crónica, cap. 250)

"Aunque no se hallaban a la sazón con Nos sino don Ladrón y otros nueve caballeros, los sarracenos nos dijeron que nos acercásemos a dichos castillos y que nos harían la entrega. Emprendimos, pues, juntos el camino; y al llegar a la falda del cerro en que se hallaba edificada la fortaleza, salieron a recibirnos con grande alegría gran multitud de moras, y mas de doscientos sarracenos, los cuales dejaron sus lanzas así que llegaron a nuestra presencia. De los nueve caballeros que iban con Nos, enviamos los ocho al castillo, quedándonos Nos abajo con don Ladrón y los sarracenos; pero luego que vimos ondear nuestro pendón en el alcázar, subimos también allá".
(Crónica, cap. 251)