Castillo de Bairén
Conquistado por Jaume I en 1240, fue el origen de la actual población de Gandía.
Ubicado en un montículo, a tres kilómetros de la actual población, el castillo de Bairén, de origen musulmán, fue conquistado temporalmente por el Cid en 1097 y rendido a Jaume I en 1240.
La crónica de Jaume I relata como, tras pactar con el alcaide de esta plaza la rendición del castillo en un plazo de siete meses, Jaume I exigió como prueba de confianza que el musulmán le entregara como rehenes a su hijo y dos sobrinos.
El alcaide no cedió en este punto, pero ofreció al rey cristiano una declaración jurada del pacto y la cesión de la torre albarrana, por lo que Jaume I decidió aceptar el trato. Una vez finalizado el plazo el rey volvió al lugar y el alcaide musulmán cumplió con su palabra entregándole el castillo.
Aunque el lugar nunca tuvo consideración de villa, fue un enclave importante por su posición estratégica y en su recinto existieron varias casas. Sin embargo, hacia finales del siglo XIII, el lugar quedó despoblado. El castillo sufrió el rechazo que muchos repobladores tenían a instalarse en zonas de altura o en castillos, fuera de las zonas del llano y de las vias de comunicación.
Por otro lado, Gandía iba conformándose como núcleo urbano ya que, desde 1244, hay constancia de concesiones en esa zona. Ya en la segunda mitad del siglo XIII, los nuevos habitantes del llano están obligados a construir muralla defensiva.
Con Jaume II el recinto volvería a ser reforzado y habitado y, a finales del siglo XIV, absorbido por la villa. Los duques de Gandía fueron señores de Bairén hasta el reinado de Alfonso el Magnánimo, que lo cedió a su hermano Juan. Tras varias cesiones, pasó a manos de la familia Borja en 1485. La fortaleza fue perdiendo su importancia militar y en el siglo XVII ya estaba en ruinas.
El castillo consta de tres partes: el refugio para la población rural, el castillo propiamente dicho y la villa, espacio ocupado por algunas casas o habitaciones. El castillo, instalado en la cima, tiene, en su lado norte, construcciones de época musulmana y al sur un conjunto rectangular con tres torres circulares.
El acceso se efectúa a través de una sencilla puerta con arco de medio punto y en el interior se conserva una cisterna. Hay una torre albarrana de sillería unida al castillo y la pendiente que desciende está rodeada por restos de lienzos de la antigua muralla que servía de refugio a la población de los alrededores.
Desde la cima hay visión directa con los castillos de Cullera, Oliva y Dénia, lo que permitía la comunicación visual con todos éstos.