La medicina medieval
La escuela de Salerno derivó la medicina hacia una formación más científica, ejercida con maestría por judíos y musulmanes.
Hasta el año 1130, fecha del Concilio de Clermont, el ejercicio de la medicina estaba en manos religiosas. A partir de entonces, los religiosos, los monjes y los canónigos tienen vetado el acceso al estudio de la medicina. Fue la escuela de Salerno la que derivó la medicina medieval hacia una formación más científica.
El monasterio benedictino fue durante la Alta Edad Media un centro abierto a distintas tendencias y culturas. Allí se sitúa el nacimiento del famoso juramento hipocrático gestado por cuatro maestros, uno judío, otro griego, otro árabe y otro latino, fruto de la comunión de las cuatro culturas.
Los médicos musulmanes eran unos expertos en diagnosticar a los pacientes mediante la observación de la orina y el control del pulso.
Una célebre anécdota narra la competencia que se estableció entre un erudito médico y el resto de sus colegas, al haber descubierto éste la enfermedad que aquejaba al califa. Los médicos trataron de ridiculizarlo y para ponerlo a prueba le hicieron examinar la orina de un caballo para que determinase la enfermedad del presunto paciente. El sabio galeno, sin inmutarse, examinó el líquido y dictaminó su diagnóstico. El paciente requería un tratamiento urgente a base de avena.
A pesar de que la medicina judía y musulmana gozaba de gran prestigio entre reyes y nobles, la presión de la Iglesia Católica obligó a arrinconar progresivamente su práctica entre la comunidad cristiana. La aparición de los studium generale, o primeras universidades, sirvió para canalizar la formación en diversas disciplinas, entre éstas la de la Medicina.
El primer Estudio General del occidente cristiano surgió en París en 1110; el Estudio de Bolonia fue fundado por la administración de la ciudad en 1158; a continuación se fundó el de Oxford en 1167, y el de Cambridge en 1209. En España, Alfonso IX de León creó, en 1218, el Estudio General de Salamanca.
Con el nacimiento de la Universidad de Nápoles, en 1224,, la escuela de Salerno comenzó a perder importancia. Su prestigio con el tiempo fue ensombrecido por otras universidades más jóvenes como las de Montpellier, Padua y Bolonia.