La comunidad judía sometida a presión
En 1391, el antijudaísmo culminó en un brote de violencia contra los hebreos, matando a todo aquel que no se convirtiera al cristianismo.
La mayoría de los judíos valencianos huyó hacia tierras catalanas a mediados del siglo XII, cuando los almohades desencadenaron una fuerte represión contra éstos. Tras la reconquista cristiana, la comunidad hebrea gozó de ciertos privilegios y de la protección de Jaume I.
Esta situación indujo a muchos de los que habían huido a regresar de nuevo a tierras valencianas. Las aljamas judías podían elegir sus autoridades y rabinos, y pagaban tributos directamente al rey. Aunque la Iglesia prohibía que los éstos ejerciesen cargos públicos, Jaume I hizo caso omiso de las recomendaciones y mantuvo a personas de esta religión entre su círculo de personas de confianza. Su reconocida valía en determinadas esferas (la interpretación, la gestión y recaudación de tributos, la ciencia y la medicina) era extremadamente útil para la gobernación del Reino.
Sin embargo, el sentimiento antijudío incitado por la Iglesia y el acusado proselitismo de determinadas órdenes religiosas, sobre todo la de los dominicos, fue extendiendo esta animadversión entre la población. Los ciudadanos no veían con buenos ojos el oficio de prestamistas que algunos ejercían.
Pedro III, hijo de Jaume I, tuvo que ceder a las presiones de los nobles que prohibieron a los judíos ejercer como bailes reales. A partir de ese momento la comunidad hebrea pierde influencia y empieza a sufrir ataques de fanáticos agitadores, que los culpaban de propagar la peste.
En 1391, el antijudaísmo creciente culminó en un brote de violencia inusitado contra esta comunidad matando a todo aquel que no se convirtiera al cristianismo, robando en viviendas y propiedades. Juderías como las de Burriana, Morella, Alzira, Xàtiva, Alicante, Elche y Orihuela, entre otras, desaparecieron.
En la ciudad de Valencia, a la estela de otras acciones similares en el reino de Castilla, se organizó un motín ciudadano que acabó en episodios de sangre y saqueo a la judería. Muchas de éstas quedaron prácticamente arrasadas, a excepción de la de Sagunto. Ante las amenazas de muerte muchos judíos optaron por convertirse masivamente al cristianismo.