Calvario y convento de Santa Catalina









El convento de Santa Catalina, también llamado de Convento de San Francisco, se encuentra en un cerro próximo a la población. Fue fundado en 1455 por monjes franciscanos.
Durante la Guerra de la Independencia fue utilizada como cuartel de los españoles y como hospital, ocupado después por los franceses. Mientras tanto, los religiosos se trasladaron a la población y volvieron a ocuparlo después de la guerra. En 1836 fue desamortizado e incendiado, quedando totalmente destruido y abandonado.
Solamente quedan en pie la ermita de Santa Catalina y la capilla del Calvario, que se encuentra a la derecha de lo que sería la puerta principal del convento, añadida en el siglo XVIII como almacén y destinada en 1836 a capilla.
El Calvario, el más antiguo de la provincia, estuvo anteriormente en la falda del castillo y la última estación se situaba a la puerta principal de la fortaleza. En 1839 se derribó para fortificar el castillo y fue trasladado al lugar ocupado por el derruido convento de Santa Catalina. Las ruinas de recinto se aprovecharon para formar una pequeña capilla con altar y coro.
El actual Calvario está formado por pilones con cornisas clásicas y cubierta de teja árabe a cuatro aguas. Los retablos de las estaciones son de cerámica pintadas que datan del 1940 al 1960.